_¿El último?
_Perdón, ¿qué ha dicho?
_Supongo que es usted el último en esta cola.
_¿Qué es ser el último?
_¿Cómo? Pues, usted es el último.
_Soy el último. ¿Quiere eso decir que soy el último que hace que los demás no lo sean?
_¿Qué?
_Que si el hecho de ser yo el último implica que los demás no lo sean.
_¿Se cachondea de mí? ¿Es que usted está aquí para reírse de la gente, de los parados? Pues sepa que no está la situación como para andar de cachondeo. El paro no da risa.
_El paro no es motivo de risa y yo jamás me rio. Lo que le pregunto es algo muy importante.
_Preguntar si los demás no son los últimos porque lo es usted, ¿importa? ¿Eso importa?
_Nos va la vida en ello. ¿Cómo se llama?
_Bertina; y usted es...
_Ludwig.
_¿Por qué nos va la vida en eso? ¿A quién le importa saber qué hace que uno sea el último?
_Porque en las palabras está la vida y saber qué es la palabra es saber qué es la vida.
_Pero las palabras no son nada.
_¡Exacto! Las palabras no son nada, solo son flatus vocis; sin embargo, las palabras configuran nuestra vida. Fíjate, Bertina, estás como yo en paro, eres una parada. El gobierno nos dice qué somos, pero lo que nos dice que somos no es nada. Solo es una palabra. Bertina, no nos estamos quietos, no estamos parados.
_¡Bésame!
_¡Qué?
_¡Que me beses!
_¡Pero qué dices?
_Ves. No haces nada, estás parado.
Me ha encantado tu reflexión wittgensteininana.
ResponderEliminarTe voy a contestar como lo hizo nuestro profe:
"Solo hay un lenguaje, el único que tengo, lo demás es tener creencias inconfirmables!
Ahora tiendo el porqué del premio. ¡Enhorabuena!
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