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viernes, 5 de agosto de 2011

ORDEN CAUSAL

Un disco metálico con un diámetro de 20 milímetros y un grosor de 2, hecho en oro de 24 quilates con un peso de 2 gramos al que se le ha realizado una marca en una de las caras del disco, es insertado en el centro de la base de un cilindro hermético que tiene dos bocas situadas en los centros de sus bases. La boca inferior es conectada a una máquina que actúa como impulsor de un chorro de oxígeno con una fuerza de un kilogramo por centímetro cuadrado; la boca superior está conectada a una máquina que extrae los gases del interior del cilindro hasta crear el vacío.
El cilindro tiene una altura de 20 centímetros y su diámetro es de 5 centímetros; por lo que el disco, al recibir un impulso controlado, girará 360º sobre su eje transversal en el interior del cilindro 8 veces en su elevación y descenso, desde la boca inferior a la superior y regreso al punto de partida, quedando así en el mismo estadio desde el que partió, es decir, mostrará al observador la marca que muestra el disco en una de sus caras.
Este experimento demostrará que un cuerpo en el vacío, que recibe un impulso, gira 360º sobre su eje un número par de veces hasta caer en reposo en el mismo estadio en que partió.
Conecto la máquina extractora, se genera una atmósfera de vacío en el interior del cilindro, conecto la máquina impulsora y el disco comienza su ascenso: un giro, dos giros, tres... se incia el descenso: séptimo giro, octavo giro.
 ¡Tenemos un problema! ¡El disco no muestra la marca que señala una de sus caras! ¡El mundo es imprevisible!

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