Cuando empecé a escribir el blog tenía previsto compartir lo poco o nada que iba aprendiendo en la universidad, por si a alguien le interesaba o si cuando menos lo que en él hubiera escrito le pudiera servir de algo; sin embargo, el tiempo pasa y aunque ahora voy a retomar los estudios y me embarco en la fabulosa aventura de reiniciar los estudios artísticos, tan largamente obviados, tengo que deciros que lo dejo, lo abandono. ¿Por qué?
Porque nací en el Mediterráneo, porque ando jugando en la arena, porque estoy enamorado y porque me da la gana, que para eso soy pintor, soy embustero, me gusta el juego y el vino y tengo alma de marinero.
Un beso a todos,
Ciao.
jueves, 20 de septiembre de 2012
miércoles, 25 de julio de 2012
MY LIFE/YOUR LIFE
Ahora sé y afirmo que:
_Descartado lo imposible, lo que queda, por increíble que me/te parezca, puedo/puedes hacerlo posible.
_Descartado lo imposible, lo que queda, por increíble que me/te parezca, puedo/puedes hacerlo posible.
viernes, 20 de julio de 2012
DE HOMBRES Y DE NIÑOS
Lo que diferencia al hombre del niño es que un hombre impone su voluntad a sus deseos.
jueves, 5 de julio de 2012
ALGUNOS HOMBRES BUENOS
De mi abuelo heredé la amabilidad.
De mi padre, ser de pocas palabras y muchos actos.
De mi madre, la generosidad bien entendida.
Ni tal alto que tuviera que mirar desde arriba a nadie, ni tan bajo que hubiera de alzar mi mirada. Ni tan ancho como para ufanarme de mis posesiones, ni tan estrecho que no pudiera disfrutar de un café. Ni rubio ni moreno, ni agrio limón ni chispeante coca-cola.
Aristotélicamente configurado: Me doy por satisfecho.
Un exceso,
Tan solo un exceso: Amo a los hombres buenos.
A los hombres que no te dejan tirado,
A los que te ofrecen su mano,
A los que dan sin esperar algo,
A los que no se rinden, a los que trabajan duro sin descanso, a los que viven y sufren, a los que dan la cara y desean ser algo.
A los hombres que anhelan ser felices, dando felicidad sin previo pago.
A esos hombres amo.
A los pocos que van quedando, yo los amo.
¡Ámalos también, tú!
Ahí. Están ahí, en el medio sin pasado.
De mi padre, ser de pocas palabras y muchos actos.
De mi madre, la generosidad bien entendida.
Ni tal alto que tuviera que mirar desde arriba a nadie, ni tan bajo que hubiera de alzar mi mirada. Ni tan ancho como para ufanarme de mis posesiones, ni tan estrecho que no pudiera disfrutar de un café. Ni rubio ni moreno, ni agrio limón ni chispeante coca-cola.
Aristotélicamente configurado: Me doy por satisfecho.
Un exceso,
Tan solo un exceso: Amo a los hombres buenos.
A los hombres que no te dejan tirado,
A los que te ofrecen su mano,
A los que dan sin esperar algo,
A los que no se rinden, a los que trabajan duro sin descanso, a los que viven y sufren, a los que dan la cara y desean ser algo.
A los hombres que anhelan ser felices, dando felicidad sin previo pago.
A esos hombres amo.
A los pocos que van quedando, yo los amo.
¡Ámalos también, tú!
Ahí. Están ahí, en el medio sin pasado.
jueves, 28 de junio de 2012
TEORÍAS DE LA VERDAD
Han ganado todos y todos han de
tener premio.
Esta
frase que Lewis Carroll puso en boca de un dodo en su genial obra Alicia en el país de las maravillas
sirve como pretexto para el inicio de este ensayo, titulado Contra el contexto de justificación, pero
que podríamos haber llamado Contra el
relativismo, pues los aspectos éticos que suscitan la frase han ganado todos y todos han de tener premio
son sutiles y complejos; pues a la hora de repartir premios tendríamos que
tener en cuenta los condicionantes particulares de los participantes en el
juego, o bien dar el mismo premio a todos sin atender a condicionalidad alguna,
a todos por igual de forma universal. Lo que directamente nos lleva hacia la
discusión: o bien existen principios y valores absolutos o bien, al contrario
de esa posición, todo principio y valor es relativo. Esta discusión ha
atravesado la historia de la filosofía, pues ya Sócrates y Protágoras
mantuvieron posturas encontradas al respecto.
Los
seres humanos hemos evolucionado en un sentido que nos ha proporcionado un
cerebro que nos permite tomar decisiones y expresarlas por medio del lenguaje;
dichas decisiones se ven oprimidas por unas tenazas cuyos brazos son la
libertad y la justificación, es decir, que somos libres de realizar una acción
concreta, pero debemos justificar la elección de esa acción, no ante uno mismo;
sino ante el conjunto de la sociedad donde se desarrolla la acción.
Esto
nos lleva a plantearnos: ¿cómo justificar nuestras acciones ante los demás? Lo
que supone generar una ética relativista, que plantea la resolución de los
conflictos de intereses que se dan en una sociedad, partiendo de un
contextualismo que tiene en cuenta la situación particular del conflicto en
cuestión; o bien generar una ética universalista, que justifique nuestra toma
de decisiones por adecuarse estas a unos principios previos a la emergencia del
conflicto de interés, principios a priori que están fuera del contexto donde
surge el conflicto y que son de uso general.
Han ganado todos y todos han de
tener premio.
Si
analizamos la frase de la que partimos, tendremos que plantearnos: ¿qué clase
de juego es aquel en el que ganan todos los participantes? ¿Quiénes son todos
los participantes? ¿Qué clase de premio han de recibir todos? ¿Es igual el
premio para todos? Si todos los participantes son iguales y todos reciben igual
premio, ¿cuántos participantes y premios hay? Porque si todos son iguales, ¿hay
más de uno?
En
un instante, partiendo de una simple frase, surgen innumerables preguntas que
nos llevan a adoptar un posicionamiento ético para resolverlas. Las cuestiones
éticas son cuestiones filosóficas y toda cuestión filosófica es una cuestión de
lenguaje; por tanto, para resolver cualquier pregunta, debemos partir del
lenguaje.
Este
ensayo, Contra el contexto de
justificación trata de exponer dos visiones diferenciadas sobre la
importancia del contexto en la toma de decisiones, es decir, una visión
relativista que valora los hechos en su contexto o una visión universalista que
desprecia el contextualismo relativista. Como hemos anunciado con anterioridad
que cualquier problema filosófico es un problema de lenguaje y dado que somos
hijos de nuestro tiempo, en lugar de remontarnos a la Grecia Clásica para
dilucidar lo que es una postura relativista frente a una universalista,
partiremos desde la filosofía del lenguaje de Wittgenstein, conectando su giro
pragmático-lingüístico con Richard Rorty, partidario del contexto de
justificación, y con Habermas, contrario al contexto de justificación.
Así
pues, este ensayo consta de cuatro epígrafes:
1.
Wittgenstein: Juegos y reglas del
lenguaje. (En este epígrafe se explicará el modo en que las personas usamos el
lenguaje, según Wittgenstein).
2.
El contexto de justificación. (En este
epígrafe veremos cómo Rorty defiende el contexto de justificación).
3.
Contra el contexto de justificación. (En
este epígrafe trataremos la posición de Habermas sobre la problemática del
contextualismo).
4.
Conclusiones. (Finaliza el ensayo con mi
visión sobre el tema tratado: el contexto de justificación).
1. WITTGENSTEIN: JUEGOS Y REGLAS DEL LENGUAJE
43. Aplicada a una gran cantidad de
casos -aunque no a todos- en los que nos servimos de la palabra “significado”,
este puede definirse del siguiente modo: El significado de una palabra es su
uso en el lenguaje.
En
este epígrafe de Investigaciones
filosóficas, Wittgenstein expone que para asimilar el significado de una
palabra, debes prestar atención a cómo es usada esa palabra por la comunidad de
hablantes en los contextos en que la utiliza. Resulta de capital importancia
tener muy claro que el significado reside en el uso, pues de ahí se deriva la
importancia que tiene para el conocimiento del significado de una palabra, el
observar cómo es utilizada por los hablantes en sus conversaciones. La conversación
es el contexto y el uso del lenguaje, en ella se dirimen nuestras intenciones,
nuestras pasiones, nuestras formas de vida; pues hemos evolucionado en un
contexto conversacional.
Los
seres humanos adquirimos el lenguaje mediante la interacción con el medio
ambiente, con el medio social; pues la lengua es un instrumento de interacción
social. Las personas somos hablantes, seres conversacionales que hemos
evolucionado y desarrollado una herramienta útil, el lenguaje, para cumplir
objetivos por medio de la interacción social entre individuos. La función
elemental del lenguaje estriba en establecer la comunicación entre individuos.
Esta comunicación es una actividad de interacción y una actividad dinámica que
permite el trasvase de conocimientos y la permuta de creencias.
23. Aquí la expresión “juego
lingüístico” se destina a destacar el hecho de que hablar un lenguaje forma
parte de una actividad, o de una forma de vida.
En
este pasaje de Investigaciones
filosóficas, Wittgenstein nos aclara el significado de juego lingüístico,
que no es otra cosa que una conversación. Dos personas (como mínimo) que están
inmersas en un contexto vital, es decir, que conviven en un espacio-tiempo
concreto realizando su vida, sus obras y que intercambian entre sí pareceres
por medio de proposiciones, están generando un juego lingüístico. Existen
tantos juegos lingüísticos como formas de vida, como conversaciones.
Hemos
de recordar que el lenguaje no tiene fines más allá de la operatividad
intersubjetiva, es decir, que el lenguaje se utiliza para el intercambio de
conocimientos, para la interacción social; por lo que los límites del lenguaje
son los límites del mundo. Puesto que nuestro mundo es conversacional, la
representabilidad de una proposición inserta en un juego lingüístico, no añade
ni más ni menos conocimiento de esta proposición; sino que es su uso dentro del
juego, de la conversación, lo que añade conocimiento a esta; de modo que
podemos afirmar que el conocimiento de una proposición, la verdad de esta,
reside en la operatividad de la misma, en su funcionalidad. Christensen en su
obra Teoría del significado, asevera
que es así, que la verdad es funcional, si el uso de una proposición inserta en
un juego funciona, es decir, que es comprendida por todos los partícipes en el
juego; entonces dicha proposición es verdadera, desde el punto de vista operativo.
Esta última aseveración tiene como consecuencia el ver la verdad como producto
de la operatividad, de la funcionalidad dentro del propio lenguaje; que se
construye por medio de juegos lingüísticos, que son formas de vida. Esta es la
razón por la que no podemos usar proposiciones a nuestro antojo, sino que deben
circunscribirse a las formas de vida de los jugadores, al modo en que el
conjunto de jugadores desarrolla el juego lingüístico; por ejemplo, no usaremos
la proposición “el cuarto lado del triángulo es el de mayor longitud”; porque
el resto de jugadores no nos entenderían. La funcionalidad de esa proposición,
su operatividad, es nula; por lo que es falsa, desde el punto de vista
operativo. Leamos el siguiente pasaje de Investigaciones
Filosóficas:
297. ¿Cómo hago, pues, para usar una
palabra siempre en forma correcta, es decir, significativamente; siempre
atiendo a la gramática? “No; el hecho de que quiera decir algo –lo que quiero
decir, me impide expresar un sin-sentido”.
– “Quiero decir algo con las
palabras”, significa aquí: sé que puedo
aplicarlas. Sin embargo puedo creer que es posible aplicarlas y podría ocurrir
que estuviera equivocado.
La
existencia de proposiciones falsas, desde un enfoque operativo, nos invita a
que tengamos en cuenta la existencia de reglas que actúen en el desarrollo de
los juegos del lenguaje. Las reglas conducen, dirigen a los juegos para que
estos se resuelvan; para que la operatividad, la funcionalidad del juego no se
vea ofuscada por el uso de proposiciones disfuncionales, que pudieran
entorpecer el desarrollo del juego lingüístico, de la conversación.
Teniendo
en cuenta que cada juego es diferente del resto, porque todo juego se
desarrolla en un contexto y este se da en el espacio-tiempo, por lo que cambia
constantemente; no podemos afirmar que pueda existir una regla que sirva para
dirigir todos los juegos del lenguaje. Cada juego tiene su contexto y es dentro
del propio juego que se generan las reglas que dirigen ese juego en ese
contexto concreto para que su desarrollo, para que el juego del lenguaje sea
operativo, funcional y nos conduzca a buen puerto. Las reglas emanadas del
propio juego no son formulables, pues no son previas al desarrollo del juego. Las
reglas no son normativas, ni válidas para todo tiempo y lugar; porque las
reglas nacen y mueren en cada juego del lenguaje. Cuando muta el contexto, muta
el juego y mutan las reglas del juego, pues, las reglas del juego se amoldan al
juego, surgen en el instante en que se juega y la práctica del juego genera unas
reglas que se adaptan al juego y adquieren validez para los jugadores por su
aplicabilidad en el juego que se está desarrollando.
2. EL CONTEXTO DE JUSTIFICACIÓN
Han ganado todos
y todos han de tener premio.
La
frase del dodo nos incita a seguir planteándonos preguntas, así que no la
perdamos de vista y entremos de lleno en la cuestión de fondo que subyace en
este ensayo.
En
este epígrafe comentaremos la postura relativista de Richard Rorty, en el fondo
el problema es que en filosofía debemos dirimir el problema de la verdad. Si
pensamos como Rorty que la verdad es relativa, tendremos que asumir que nos
encontramos en un contexto de justificación, es decir, que no existe
correspondencia entre proposición y verdad, que los hechos no se adecuan a una
verdad independiente del contexto donde surgen los hechos, por ello se denomina
contexto de justificación a aquel que entiende que la verdad resulta del
acuerdo entre pares, como mínimo dos, pero que pretende la inclusión de más y
más pares; para ello tan solo debe establecerse un diálogo constructivo que
culmine con un acuerdo que permita a la sociedad resolver sus conflictos, que
siempre están enmarcados en un contexto. La verdad, pues, es un acuerdo inter
pares.
Partamos
del siguiente hilo: los conflictos de intereses, las interacciones sociales,
surgen en un contexto; estos conflictos contextuales generan problemas morales;
de estos últimos, nace la ética como disciplina de la filosofía que se encarga
del estudio de los valores morales; por tanto, todo problema moral es un
problema ético y por ende un problema filosófico y, como vimos anteriormente,
todo problema filosófico es un problema de lenguaje y, siguiendo a
Wittgenstein, el lenguaje son juegos de lenguaje.
Rorty
asume los presupuestos pragmáticos de Wittgenstein y confecciona el contexto de
justificación que se fundamenta en la asunción de una verdad conversacional,
que emana del diálogo inter pares. Los juegos del lenguaje se dan en un
contexto, pues son formas de vida; esta vida ha evolucionado adaptándose al
contexto en el que mora. Esta visión naturalista de la vida es intrínseca al
lenguaje, que cambia y se modela adaptándose al contexto, el lenguaje es, pues,
instrumental, porque lo usamos para interaccionar unos con otros; contextual,
porque todos los juegos del lenguaje se dan en un contexto;
antirrepresentacionalista, porque no figuramos las cosas; antirrealista, porque
no hay adecuación entre palabra y cosa; y sobre todo, el lenguaje es
intersubjetivo, porque no pertenece a nadie y es de todos.
Bajo
estos presupuestos lingüísticos tenemos que concluir que la verdad es una
palabra más que actúa en los juegos del lenguaje, que es usada por los
jugadores como otra cualquiera; así pues, la palabra verdad es como la palabra
color. Mi imagen, mi representación de color no es nada, como no es nada mi
representación de verdad. Mi azul, mi representación de azul, es como el azul
de todo el mundo, es decir, no es nada; porque lo único que es de todos es
“azul”, la palabra azul, que no es patrimonio de nadie sino que es asumida
convencionalmente, como es asumida convencionalmente la verdad.
En
definitiva Rorty con el contexto de justificación lo que pretende es generar
una verdad de justificación, que necesariamente surge de un contexto a
justificar, porque nada existe fuera de un contexto, es decir, que en una
comunidad surge un problema, un conflicto, que es de interés para esa comunidad
el resolverlo; y puesto que no existe una verdad independiente del contexto
para adecuarnos a ella, debemos crear la justificación de nuestra resolución
por medio del acuerdo inter pares. Dicho acuerdo será la verdad, mientras dure
tal acuerdo; pues en cuanto el contexto a justificar varíe, y lo hace
constantemente, la verdad de justificación, que subyacía en el acuerdo anteriormente
logrado por conversación inter pares, deberá variar con el contexto a
justificar.
3. CONTRA EL CONTEXTO DE JUSTIFICACIÓN
611.
Allí donde dos principios irreconciliables chocan realmente entre sí, cada
individuo tacha al otro de demente y de hereje.
Este
pasaje de Sobre la certeza de
Wittgenstein nos conmina a tomar una actitud relativista, a posicionarnos con
Rorty y dar por sentado que no hay verdad a la que adecuar los hechos; sino que
toda verdad es producto de un acuerdo que se toma en un contexto a justificar.
Sin embargo, la vida social y sus conflictos suelen desarrollarse en unos
contextos donde los principios y valores, independientemente de su existencia o
inexistencia, están presentes hasta el punto de provocar la imposibilidad de
llegar a un acuerdo que permita dilucidar en una conversación la verdad para
ese contexto.
La
teoría de la verdad por correspondencia es rechazada porque no podemos fundar
la verdad en la correspondencia, no hay correspondencia entre proposición y
verdad, entre verdad y hecho, como muestra el pragmatismo lingüístico de
Wittgenstein y la posterior elaboración del contexto de justificación por
Rorty; sin embargo, en el mundo de la vida los juegos del lenguaje que se
plantean pueden ser irresolubles porque los jugadores son incapaces de llegar a
un acuerdo que incluya a los pares en la creación de la verdad para un juego
del lenguaje; por ejemplo, el conflicto árabe-israelí está enquistado en tal
forma, que no hay manera de llegar a un acuerdo.
Esta
irresolución de conflictos, porque no hay verdad conversacional ni verdad por
correspondencia, lleva a Habermas a plantear una teoría de la verdad basada en
el consenso. Habermas propone fundar la verdad en el consenso, es decir, erigir
el consenso sobre qué es verdad, partiendo de una racionalidad discursiva que
se realiza en los procesos comunicativos. Esta racionalidad discursiva parte de
unos presupuestos que Habermas considera que se dan en todo proceso discursivo,
son los llamados universales pragmáticos. Estos universales son:
·
Participantes en el discurso.
·
El contexto, entendido como
circunstancias concomitantes en el proceso comunicativo.
·
Interacción entre hablante y oyente, así
como entre hablante y sus propias expresiones.
·
Actitud de los participantes respecto al
proceso del discurso.
Fijémonos
bien en el tercer universal pragmático, pues de él emana la posibilidad de
erigir la verdad por consenso. Habermas considera que la razón discursiva puede
fundar verdades fuera del contextualismo de Rorty; porque existe un yo cognoscente
que puede hallar la verdad por medio de su racionalidad discursiva. Más allá
del contexto concreto existen universales, que se encuentran insertos en los
particulares, como los universales lingüísticos se encuentran insertos en los
individuales, para favorecer el proceso comunicativo. El mundo de la vida nos
mantiene en constante proceso discursivo y no podemos estar en él sin guiarnos
por unos principios y valores, por verdades universales que están presentes en
nuestro lenguaje y que nos permiten ordenar el mundo de la vida. No podemos
establecer un código de leyes que esté en perpetua revisión, penalizando un día
una acción y al siguiente despenalizándola, la sensación de inseguridad
jurídica sería tal que derivaría en la inacción social o en la anarquía. Cada
día se comprueba que la estabilidad jurídica se asienta en el consenso, el cual
nace en una sociedad democrática por adhesión de una persona a la legalidad
vigente en su comunidad, porque las leyes se adecuan a una verdad consensuada
por convergencia de razones discursivas. Matar está penado por la ley, se ha
llegado a establecer como verdad que matar es malo y debe ser penado, el motivo
de ese consenso estriba en que mi razón discursiva converge con la de mis
semejantes, porque existe un criterio de validez universal que lleva a mi razón
discursiva a adherirse a la de mis semejantes. ¿Cuál es ese criterio? El que
genera mi razón discursiva y que otros aceptan como tal.
Partiendo
de una verdad operativa del pragmatismo de Wittgenstein, llegamos a una verdad
de justificación en Rorty, como acuerdo inter pares, y a una verdad de consenso
en Habermas, como consenso entre razones discursivas. La diferencia entre estos
autores: Rorty y Habermas, es, a primera vista, sutil; sin embargo, entre ambas
concepciones hay un abismo. En Rorty, la verdad de justificación surge ante un
contexto a justificar, se llega a esta por medio del acuerdo, como mínimo,
inter pares; mientras que en Habermas, la verdad de consenso surge en un
contexto, pero es independiente de este, pues la verdad se erige por consenso
de razones discursivas, es decir, que un yo cognoscente vislumbra, halla, la
verdad que le corresponde a un hecho y la emite al resto de yos que se adhieren
a su razón discursiva porque su yo cognoscente vislumbra, halla, que ese hecho
se corresponde con la verdad; por lo que esa verdad hallada por consenso esta
fuera de contexto y por tanto permite su uso generalizado como verdad universal
que es.
4. CONCLUSIONES
I.
El lenguaje es una herramienta evolutiva
más de los seres humanos, como lo es la mano o el ser bípedo.
II.
Los seres humanos hemos evolucionado en
un contexto de interacción social constante y el lenguaje, como herramienta
evolutiva que es, sirve para establecer interacciones sociales en un contexto.
III.
El
lenguaje es patrimonio de la especie humana.
IV.
Ningún ser humano crea el lenguaje, este
es una red tejida por la especie en su conjunto y su único propósito es
facilitar la interacción social.
V.
Wittgenstein tiene razón.
VI.
No existe correspondencia entre palabra
y cosa, entre proposición y verdad.
VII.
Las interacciones sociales se dan en un
contexto. Estas interacciones sociales son formas de vida, que son juegos del
lenguaje.
VIII.
No existe nada independiente de un
contexto.
IX.
La verdad, como las reglas de un juego
del lenguaje, surge en un contexto de justificación por acuerdo inter pares. La
verdad emerge amoldándose al contexto de justificación en el que surge por
acuerdo, de igual forma que las reglas de un juego del lenguaje surgen del
propio juego y se amoldan a este para que su aplicabilidad sea óptima.
X.
Si un yo se expresa con palabras, no
puede ser suyo; pues las palabras no le pertenecen; luego el yo no tiene
importancia en un mundo de juegos del lenguaje, de interacción social; por lo
que el sujeto cognoscente es inexistente, pues estaría inmerso en un contexto y
por tanto es imposible que halle una verdad universal que se encuentre fuera de
contexto.
XI.
La verdad está en el lenguaje, el
lenguaje es intersubjetivo; luego la verdad es intersubjetiva.
XII.
El mundo físico, el mundo social, el
lenguaje, la verdad, todo forma una malla; todo es una red en la que todo está
conectado, nada hay fuera de la red, de la malla.
martes, 19 de junio de 2012
domingo, 6 de mayo de 2012
NECESITAMOS UN COPÉRNICO
Cuanto más lo pienso, más claro lo veo; cualquier sistema económico que se base en la producción y consumo de bienes condena a la exclusión a la mayor parte de la sociedad, condena a la indigencia a la humanidad, pues, la relación entre consumo y producción se ve mediatizada por un elemento exógeno, el dinero. Se necesita dinero para consumir, para obtener dinero se necesita producir; pero cuando no hay dinero, ni se consume ni se produce. Este sistema resulta absurdo, porque a fin de cuentas, el dinero no es nada, es un ente ficticio creado por el hombre para mejorar el intercambio de bienes; sin embargo, el dinero se ha constituido como el eje en torno al cual pivotan la producción y consumo de bienes.
En el sistema económico capitalista unos pocos controlan los medios de producción y el resto de personas trabajamos para ellos, a cambio del trabajo se obtienen réditos, dinero, con el cual los trabajadores consumen productos; pero puede surgir un problema, cuando un empresario que pide dinero a cuenta de los beneficios que obtendrá en el futuro, no puede devolverlo, porque las circunstancias le han sido desfavorables, se produce un desajuste entre producción y consumo, es decir, el préstamo pedido para llevar a cabo una empresa era imprescindible para su realización, tanto para la producción como para el consumo de bienes; sin embargo, al no poder hacer frente a la devolución del dinero, la empresa quiebra y deja de producir y los trabajadores dejan de consumir. El problema es que si no tengo dinero, no gasto; para tener dinero tengo que gastar; para producir hay que consumir, para consumir hay que producir. El bucle provoca un estancamiento del que resulta muy difícil escapar.
El sistema económico comunista también funciona así, lo que cambia es que la producción es controlada por todos; pero el dinero sigue siendo mediador entre la producción y el consumo de bienes; a resultas de esta situación, si no se consume, no se produce, si no se produce no se consume; porque incluso en un sistema comunista, para consumir hay que producir.
Así pues, el dinero se ha convertido en el protagonista del sistema económico, pero el dinero en sí, no es nada. No podemos seguir basando nuestra economía en el vacío, la gente produce y consume gracias al dinero, para consumir hay que producir y para producir consumir, lo que nos lleva a explotar (esquilmar) los recursos naturales con el fin de obtener dinero, que repito, no es nada.
Necesitamos un Copérnico en economía, necesitamos a alguien que cambie el paradigma económico vigente y establezca una nueva economía, donde el dinero no sea el protagonista, donde su tenencia no sea imprescindible para vivir.
Si el dinero es el problema, volvamos al trueque. Este es el típico pensamiento débil que impide un verdadero cambio en el sistema económico; pues el trueque sería un sustituto del dinero en el intercambio de bienes, de hecho, el dinero nace como sustituto del trueque con la intención de facilitar los intercambios y que estos sean más justos, al existir una unidad de cuenta podemos valorar e intercambiar productos muy diferentes entre sí, ¿cuántas gallinas vale un cerdo? Al valorar los productos en dinero, el intercambio es más justo y eficaz. No os equivoquéis el problema es mucho más complejo y requiere ser resuelto por medio de un profundo cambio de paradigma, una revolución copernicana que dirija la economía hacia un nuevo estadio donde la producción y consumo de bienes no se vea mediatizada por el intercambio, ya sea en dinero o en especie.
viernes, 27 de abril de 2012
CUANDO BERTINA ENCONTRÓ A LUDWIG
_¿El último?
_Perdón, ¿qué ha dicho?
_Supongo que es usted el último en esta cola.
_¿Qué es ser el último?
_¿Cómo? Pues, usted es el último.
_Soy el último. ¿Quiere eso decir que soy el último que hace que los demás no lo sean?
_¿Qué?
_Que si el hecho de ser yo el último implica que los demás no lo sean.
_¿Se cachondea de mí? ¿Es que usted está aquí para reírse de la gente, de los parados? Pues sepa que no está la situación como para andar de cachondeo. El paro no da risa.
_El paro no es motivo de risa y yo jamás me rio. Lo que le pregunto es algo muy importante.
_Preguntar si los demás no son los últimos porque lo es usted, ¿importa? ¿Eso importa?
_Nos va la vida en ello. ¿Cómo se llama?
_Bertina; y usted es...
_Ludwig.
_¿Por qué nos va la vida en eso? ¿A quién le importa saber qué hace que uno sea el último?
_Porque en las palabras está la vida y saber qué es la palabra es saber qué es la vida.
_Pero las palabras no son nada.
_¡Exacto! Las palabras no son nada, solo son flatus vocis; sin embargo, las palabras configuran nuestra vida. Fíjate, Bertina, estás como yo en paro, eres una parada. El gobierno nos dice qué somos, pero lo que nos dice que somos no es nada. Solo es una palabra. Bertina, no nos estamos quietos, no estamos parados.
_¡Bésame!
_¡Qué?
_¡Que me beses!
_¡Pero qué dices?
_Ves. No haces nada, estás parado.
jueves, 19 de abril de 2012
EL INDECISO
El día que nació, su padre no acertaba a ponerle nombre: Cacobaldo, Eustaquio, Filodoro, Abundio. Como no andaba seguro le puso Abulio, que según le dijeron, era el más acertado.
Abulio siempre camina cabizbajo, enflaquecido unas veces, engrosado otras tantas por mor de la indecisión, que le deja incapacitado para la determinación. Errático vaguea por sendas y veredas y al salir a su encuentro, cuando le espetas:
_ Abulio, ¿adónde vas?
Este se para y mirando al cielo sempiternamente contesta:
_Uhmm... No sé.
Así debieron bautizarlo, Uhmnose; porque no importa si le preguntas por su gusto o su conocimiento, por algo o de algo, él siempre contesta:
_Uhm no sé.
_¿Qué vas a estudiar?¿Qúe trabajo te atrae? ¿Prefieres estar casado o soltero?
Uhm no sé, no sé, no sé. Siempre contesta: uhm no sé.
A veces de tanto cuestionarle, de tanto preguntarle, inquirirle e indagarle, acabo obteniendo una frase.
_Abulio, por quinta vez, ¿el mundo es causal o casual?
_ Uhm no sé... Supongo que mitad y mitad.
Las preguntas lo agobian y lo dejan en su indecisión, así pasa los días Abulio entre uhmnoses y supongos, pero jamás entre gozos.
Os prevengo de los indecisos, no son buenos amigos ni en el amor ni en la guerra; pues contaminan con su ánimo a quienes son arrojados, pervierten a los definidos y frustran a los enamorados, ya que a todos ellos contagia con su espíritu.
_¿Me querrá? Tú, Abulio, ¿qué piensas?
_Uhm no sé.
_Lo vi en sus ojos, me ama, ¿tú cómo lo ves?
_Uhm no sé.
_Por ventura, ¿acaso opinas que no me ama?
_Uhm no sé.
_¡Por Dios, Abulio, dime algo!
_Uhm no sé... Supongo que sí, tal vez no. No sé qué decirte.
Malos consejeros son estos Abulios, cuidaos de ellos.
domingo, 15 de abril de 2012
A VUELTAS CON LA DIGNIDAD
Estimados camaradas, amigas y amigos, me reúno hoy con vosotros en esta hermosa ciudad a orillas del Mediterráneo, que tantas gentes y culturas ha visto crecer, para haceros partícipes de la necesidad que tienen nuestros mayores de ver incrementadas sus pensiones año a año. Hay quienes con la excusa de la crisis económica pretenden arrebatar a quienes con su esfuerzo construyeron nuestra sociedad, nuestro modo de vida, nuestro estado de bienestar; su derecho a llevar una vida digna, convirtiendo una crisis económica, coyuntural y pasajera, en una crisis de valores. La dignidad, la capacidad de vivir autónomamente, no puede cuestionarse.
Hace unos días estuve en la inauguración de una exposición fotográfica en la que se mostraban fotos de distintos periodos y que reflejaban las transformaciones urbanísticas de nuestro país.
En ese instante fui consciente de que yo no había hecho nada, ni había construido viviendas, ni había erigido hospitales, ni colegios, ni asfaltado, ni alumbrado las calles, ¡yo no había hecho nada! Todo eso lo hicieron mis padres y los vuestros, por lo que estamos en deuda con ellos, se merecen una pensión que se incremente año a año y que dignifique sus vidas y con ellas las nuestras.
Porque si permitimos que estos adalides del neoliberalismo, estos que se escudan en la crisis económica y que nunca les afecta de lleno, nos impongan un estancamiento o incluso la desaparición del sistema público de pensiones; no solo estaremos dando de lado a nuestros mayores, a quienes construyeron muestra democracia, nuestra sociedad, nuestras ciudades; sino que también nos estaremos dando de lado a nosotros mismos. ¿Cómo exigiremos a nuestros hijos que hagan por nosotros lo que no hacemos por nuestros padres?
Salgamos a la calle y exijamos respeto a la dignidad de nuestros mayores… ¡Que no nos quiten la dignidad!
viernes, 13 de abril de 2012
martes, 10 de abril de 2012
¿LAS CIENCIAS NOMOTÉTICAS SON INDIFERENTES DEL INDIVIDUO?
Parece ser que el mundo tiende a pensar que las ciencias duras, como las matemáticas, son ónticas, es decir, que tienen una existencia propia y diferenciada, que las personas que se dedican a su estudio tan solo descubren una realidad que existe fuera del pensamiento y la acción humana; pues bien, yo me he levantado hoy estructuralista y he vislumbrado lo siguiente:
Las ciencias son un producto de la imaginación humana y no hay descubrimiento sino creación de leyes.
Fundamento mi afirmación en un hecho simple, las matemáticas se fundan con una base estructural que replica los fundamentos de la moral, es decir, que a partir de oposiciones básicas se desarrollan argumentaciones, del bien y su opuesto el mal, hemos generado lo bueno y lo malo; esto tiene su desarrollo en otras estructuras de pensamiento; por ejemplo, tenemos lo positivo y lo negativo y de ahí pasamos a construir una aritmética operativa que se basa en acciones opuestas: suma-resta, multiplicación-división, potenciación-radicación.
¿Es posible que nuestras matemáticas no sean nada, que tan solo sean flatus vocis?
A mí, hoy, así me lo parece. Creo que deberíamos repensar las matemáticas, por si acaso estamos equivocados al creer que tienen sentido fuera del hombre y sobre todo debemos replantearnos si nos conviene seguir la pauta estructural de nuestras ciencias basadas en la oposición de acciones, pues quizás nos imposibilite crear nuevas formas matemáticas que puedan ayudarnos a resolver problemas tecnológicos futuros.
martes, 3 de abril de 2012
MISTOLOBO
Cuando era niño vivía en un barrio cuyas casas estaban unidas, todos los vecinos compartían al menos un muro de sus casas, por lo que patios y tejados estaban comunicados, formando un todo, una manzana de casas. Corrían los años 80 y la heroína se instaló en nuestro barrio, por lo que los vecinos empezaron a sufrir el allanamiento de sus casas, por tejados y patios se colaban los malandrines.
Quien pudo, reformó su casa, convirtiéndola en fortaleza inexpugnable; pero los menos afortunados tuvieron que acogerse al viejo Cave Canem. Recuerdo que al pasar por Fuente Castalia sentía un pavor ancestral, pues, de cuando en cuando, veía asomar la cabeza enorme de una bestia. Negro era su pelaje y blancas sus gigantescas fauces. No ladraba, solo te miraba. Unas veces asomaba su faz, otras sus orejas despuntaban y con solo verlas, ya temblaba. Mi hermano me dijo que era un mistolobo, no sé por qué, pero lo llamaba así, mistolobo, quizás porque su dicción no es buena y queriendo decir mixtolobo, lo nombraba mistolobo; sin embargo, a mi me gusta pensar que la "s" líquida dotaba a semejante ser de su entidad, pues era un mistolobo, un lobo oculto al conocimiento humano. Nunca nadie lo vio salir a la calle, era un auténtico cancerbero, jamás se oyó que un ladrón penetrase en su dominio.
Y este aporte biográfico: ¿a qué viene?
Resulta que unos Biólogos Nazis quieren matar, exterminar a unos seres, a los que denominan híbridos, mitad perro mitad lobo, es decir, mistolobos. Argumentan que el patrimonio genético del lobo está en peligro de extinción, que si no se mata a estos mistolobos, muy pronto desaparecerá la raza ibérica de lobos, pues estos híbridos se reproducen con más asiduidad que los "pura" raza.
Me parece tremendo que unos seres humanos dictaminen qué seres deben vivir y cuáles no, quién es puro y quién un degenerado. Porque no es que los mistolobos hayan sido creados por el hombre, sino que han surgido de la naturaleza, las lobas se aparean con perros en lugar de con lobos porque los primeros siempre están con los niveles de testosterona óptimos para el apareamiento, los mistolobos son tan puros como los lobos, ¿por qué han de morir, por la puridad de la raza?
Nosotros somos seres humanos y no podemos incluirnos dentro de estas prácticas; pero remontémonos en el tiempo, a cien mil años atrás, imaginémonos tres grupos: neanderthal, erectus y sapiens. Si neanderthales y erectus mantuviesen relaciones entre sí y de su unión naciesen "híbridos", deberían los sapiens exterminarlos para preservar el patrimonio genético de neanderthal y erectus, para que estos mantuviesen la "puridad" de su patrimonio genético. ¿No es esto lo que hacían los alemanes con los judíos?
En definitiva, el mistolobo, ese ser mitológico ha vuelto a aparecer en mi vida y no quiero que desaparezca otra vez, dejadlos vivir en paz, que se apareen perros y lobas, que surjan mistolobos por doquier y que se apareen entre ellos hasta su destrucción natural, porque, a fin de cuentas, salvo los que tenemos alma, toda vida tiende a su destrucción. No tenemos motivo, ni razón que nos asista, para acelerar el proceso.
¡Mistolobo, qué fuerte, qué feraz!
¡Aulla, Mistolobo, ponlos a temblar!
domingo, 1 de abril de 2012
LA FLOR DORADA
Y de la flor dorada bebí el amargo néctar de la sabiduría
Y ya no puedo dormir
Y ya no puedo soñar
Ahora todo es penar.
Y ya no puedo dormir
Y ya no puedo soñar
Ahora todo es penar.
domingo, 18 de marzo de 2012
FABULAE V
El verde de una hoja verde de una vid verde verdea ante un verderón que se abalanza sobre un verde verdejo. El vuelo vespertino del viejo verderón le lleva lejos, donde un joven verderón ve el vuelo del viejo verderón en su vuelta al hogar. Vuela el verderón viejo hacia el joven verderón que balancea su boca bailando un vals, espera que el viejo verderón de verde verdejo venga su boca a llenar.
Vuelo tras vuelo, el viejo verderón de verde verdejo la boca del joven verderón vuelve, vuelo a vuelo, a llenar de verde verdejo. El joven verderón incita al verderón viejo a volver a volar para que su boca de verde verdejo se vuelva a llenar. El viejo verderón vela con sus vuelos para que la boca del joven verderón no vuelva a privarse de verde verdejo. Velador valeroso, el viejo verderón vuela en busca de verde verdejo para la boca del joven verderón. De vuelta al hogar, el verderón viejo observa como el joven verdejo vuela hacia otro lugar, lleva el joven verderón un verde verdejo para un joven verderón que vive en una vid de verdes hojas que verdean junto a verdes verdejos.
MORALEJA
Vive y deja vivir, mas no vivas sin vivir.
lunes, 27 de febrero de 2012
SABER Y SABER De la Revolución Francesa al 15-M
Tengo por afición, nada loable por cierto, el observar los procesos históricos del pasado, con la pretensión de conocer mejor el presente; pero dando por supuesto, que por más empeño que pongan los historiadores, antropólogos, sociólogos, psicólogos y gente afín, las sociedades no son objeto de la termodinámica.
En los últimos tiempos estoy dedicando tiempo y lectura a hechos como la Revolución Francesa, el caso es que un colega me comentaba que entendía que era necesario el conocimiento expreso del pasado, es decir, que se debía conocer quién había hecho algo, cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué... que se debía memorizar un proceso histórico con sus personajes, sus hechos, causas y consecuencias; porque en su opinión, los hechos no eran conocidos. Yo defiendo lo contrario, pues me parece inútil recitar hechos que están profusamente descritos en libros, tanto es así que llevo leídas unas cuantas páginas sobre el mencionado tema y sigo en mis treces, es decir, me niego a meterme en la cabeza tropecientos nombres y fechas destacados de la mencionada Revolución, con lo que, previsiblemente, cuando deba afrontar un examen de conocimientos sobre este tema, mi nota no reflejará mis conocimientos; pues estos se miden en parámetros absurdos como la recitación o vómito.
A mi entender, que es poca cosa, lo interesante de un análisis histórico está en entablar una relación del pasado con el presente, relación que es buscada y puesta por un sujeto y que en realidad es inexistente, pero que da un carácter creativo al quehacer histórico.
Por ejemplo, en 1763 Voltaire se lamentaba porque sus ojos no verían la revolución que estaba por llegar. No es que fuera un profeta, ni un visionario, simplemente, observó la realidad y estimó que las circunstancias eran propicias para que sucediera un cambio social radical en la Francia de su tiempo; ya que concurrían los siguientes hechos:
1) Crisis económica, con una tasa de paro en alza, inflación, falta de liquidez y crisis de subsistencia derivada de los escasos réditos agrícolas, entre otras cosas.
2) Crisis en el Sistema de Relaciones Internacionales, que se presentaba en forma de Guerra entre varios Estados, lo que a su vez repercutía, agudizándola, en la crisis económica.
3) Crisis política derivada de los privilegios de la aristocracia y el clero, que no aportaban recursos al Erario Público, pues estaban exentos del pago de impuestos.
Claro está que hay muchos más factores, pero como aficionado a la historia, he reparado en estos; pues hoy concurren en un grado semejante dichos factores: crisis económica, con características parecidas; crisis internacional, Irak, Afganistán, Libia, Siria, Irán... ingentes cantidades de recursos monetarios son destinados para mantener ejércitos que puedan lidiar en múltiples frentes (con lo gastado en Irak se podría haber acabado con el problema del hambre en el mundo, según fuentes de la ONU); crisis política, los cambios de gobierno en Italia, España, Grecia, Islandia... están en relación con la crisis económica y en buena medida con la crisis en el sistema recaudatorio, pues los ingresos por pago de impuestos se han visto disminuidos, debiendo recordarse que la Iglesia no paga IBI (impuesto de bienes inmuebles) entre otras exenciones y que las SICAV y las grandes fortunas aportan a Hacienda ingresos con un tipo mucho menor que el de un obrero cualificado, eso en el mejor de los casos, pues la norma es aprovechar una off shore para directamente evadir dinero al fisco.
Así pues, me aventuro a decir: lamento que mis ojos no lleguen a ver la Revolución que está por venir.
martes, 14 de febrero de 2012
BÉSAME MUCHO
Un sol radiante
Cae a plomo sobre la hierba
Y tú me besas.
Viento, azogue
De entes amoratados
Y tú me besas.
Lluvia inmoral
Que fustiga a los pobres
Y tú me besas.
¡Frío, calor, frío!
Nada me sabe amargo
cuando me besas.
¡Bésame, Amor,
Mueren todas las penas
Si tú me besas!
Cae a plomo sobre la hierba
Y tú me besas.
Viento, azogue
De entes amoratados
Y tú me besas.
Lluvia inmoral
Que fustiga a los pobres
Y tú me besas.
¡Frío, calor, frío!
Nada me sabe amargo
cuando me besas.
¡Bésame, Amor,
Mueren todas las penas
Si tú me besas!
martes, 7 de febrero de 2012
CRÍTICA A LA TEORÍA DEL SIGNIFICADO ESENCIALISTA
Todo lenguaje consta de tres ejes: sintaxis, que es el eje que refiere al orden en el que se emiten los sonidos que forman las palabras y a su vez el orden que estas siguen para formar proposiciones que a su vez forman el discurso; semántica, eje que relaciona a las palabras con el significado de estas palabras; y por último, pragmática, que es el eje que muestra la relación del discurso con el contexto en el que se desarrolla.
Los teóricos esencialistas, como Frege, dentro de la semántica también entienden que se da la existencia de tres ejes: significante, que es el signo con el que designamos a los objetos; significado, que es el objeto al que designamos con un signo; y por último, referente, que es el objeto en sí al que refiere el significante y su significado.
No es un asunto menor el que la teoría esencialista del significado se estructure en forma trinitaria, dicha estructura obedece a que el modelo de pensamiento que se ha desarrollado en Europa pivota en torno a la filosofía griega y la teología cristiana. Platón, profundamente influenciado por la doctrina pitagórica, configura una teoría que presenta a la realidad percibida por los sentidos como una copia imperfecta de la auténtica realidad que tan solo es aprehensible a través del alma; en términos lingüísticos esto se traduce en que una palabra, “verde”, designa a un color, verde, que es percibido por los sentidos, pero que no es el auténtico verde, pues este no se da en el mundo que percibimos por los sentidos, sino que se encuentra fuera de la realidad percibida por estos, este verde auténtico se encuentra en el mundo de las ideas, este verde ideal es inmutable y universal solo accedemos a él porque el alma, que es una idea, nos permite colegir que los verdes que se dan en el mundo de los sentidos participa del verde ideal, razón por la cual todo ser humano, dotado de alma, puede y nombra al color verde como “verde”. La teología cristiana, retoma a Platón y genera a su vez una doctrina trinitaria, Jesús es hijo del hombre, hijo de Dios y Dios en sí. Así pues, la filosofía y la teología dividen la realidad y configura la preexistencia de una realidad de la que deriva nuestra realidad. En la teoría lingüística esencialista se considera que existen conceptos previos, que al igual que las ideas platónicas son inmutables y universales, a su designación por signos lingüísticos, como si las palabras fuesen etiquetas que adjuntamos a las cosas, como si pudiera separarse el pensamiento de la palabra.
Presentemos la filosofía esencialista del lenguaje, tomando ejemplo de el significado del concepto número, donde veremos como el esencialismo platónico-cristiano permea nuestra visión del mundo y del lenguaje que lo significa, donde veremos claramente como la necesidad de buscar a la trinidad nos lleva a caer en el error.
Partimos de un significante, la cifra, el cuerpo, 2, que designa a un significado, el número, el alma, “dos”, que refiere al dos que hay previo a todo dos, es decir, al concepto de dos, a la idea de dos, a la idea de número que posibilita la designación de los doses de este mundo, que siguiendo la correspondencia con el significado trinitario sería Dios.
Ya tenemos configurada nuestra trinidad, significante: 2, significado: dos y referente: el dos; ya nos sentimos satisfechos, hemos hallado la trinidad, el referente permite que toda la comunidad comprenda el significante y el significado, que están asociados en nuestra mente, alma, a este referente.
Sin embargo, dado que este referente es previo a su significante y significado, dado que la comunidad lingüística comparte este referente común a todos, cabe preguntarse: ¿cómo es conceptualizado, representado, figurado, idealizado, imaginado, este referente en las mentes de la comunidad lingüística?
Sigamos con el ejemplo anterior, digamos que el referente de dos se configura en la mente por medio de una imagen, dos puntos; así pues, la comunidad lingüística nombra una cantidad de objetos en este mundo, una pareja de aves, como dos aves, pues en nuestra mente está que dos puntos representan al número 2 y asociamos esta imagen o representación mental a cualquier pareja de objetos del mundo.
La teoría esencialista del significado se configura tal y como hemos expresado, sin embargo, resulta cómico pensar que en las mentes de la comunidad lingüística existen conceptos previos a las palabras que los designan, pues retomando el ejemplo de los números, tendríamos que admitir que cuando la comunidad lingüística nombra un número, se representa en su mente un número de puntos tal, que representan a dicho número, es decir, cuando una persona dice tener “un millón de cosas por hacer”, debemos admitir que en la mente de ese sujeto hay representados un millón de puntos que se asocian para configurar la idea de millón que posibilita que nombremos tal idea con el término “millón”, cuyo significado será compartido, toda la comunidad conocerá que “millón” significa millón, porque en nuestra mente está representado el concepto millón en forma de millón de puntos.
Esto es absurdo, es obvio que nadie se imagina un millón de puntos cuando utiliza la palabra “millón”. Además, cabe preguntarse: ¿qué imagen o representación o figura es la que muestra el referente común a los números? Y lo más importante, y que está detrás de toda esta teoría esencialista del lenguaje, ¿quién ha impreso en las mentes de la comunidad lingüística el referente, que les es previo y común a todos, y que les permite nombrar las cosas de este mundo?
La teoría del significado esencialista busca la trinidad: significante, significado, referente; porque la tradición cristiana-platónica configuraba una visión trinitaria del mundo y por tanto del lenguaje, creyendo que dicha trinidad comportaba la perfección, construyendo un mundo definicional, donde el significado de una palabra se construía por medio de una definición que era universal e inmutable e imperecedera; pues estaba asociada a una idea o concepto que a su vez era universal, inmutable, imperecedero; constituyéndose un lenguaje trinitario donde el significante “verdad” tiene un significado universal; por ejemplo, “verdad” es la conformidad entre lo afirmado y la realidad; que es un significado compartido por toda la comunidad porque dicho significante y su significado asociado, o definición, están indisolublemente unidos a un referente común que es universal, inmutable e imperecedero, siendo dicho referente previo a su significante y significado, siendo este referente algo que está separado de una realidad que es perecedera, mutable y plural.
La teoría esencialista del lenguaje busca la trinidad y con ello busca su propia justificación asociando su teoría a la tradición cristiano-platónica, que a su vez se ve justificada por esta teoría lingüística, legitimándose mutuamente y ante la comunidad, que a su vez la asume por formar parte de su tradición cultural, la comunidad entiende la trinidad: significante, significado, referente, porque está embebida de dicha tradición.
Pero nosotros hemos roto la trinidad, nos hemos desembarazado de la tradición, hemos destruido al referente, como explicamos anteriormente, no hay un referente número que represente a todos los números, un referente verdad previo que represente a todas las verdades, no hay un pensamiento separado de las palabras que nos permita tener un referente a partir del cual se construya un significado, el lenguaje no es definicional, el significado de los términos no está en su definición. Así pues, ¿dónde radica el significado de los términos?
Siguiendo a Wittgestein, llegamos a la conclusión de que el significado de los términos está en el uso que hacemos de ellos. Dado que el significante es convencional y que no existe un significado expreso en las palabras, puesto que no hay un referente al que expresar; se ve claramente que el significado de las palabras se encuentra en el uso que hacemos de estas en nuestra vida, lo que acertadamente Wittgestein denomina: juegos del lenguaje, que viene a ser lo mismo que formas de vida, en el sentido de que hablamos sobre lo que vivimos. Conforme nos desenvolvemos en el mundo, vamos adquiriendo el significado de las palabras, asociamos las palabras a situaciones que experimentamos, no existen definiciones, sino que el significado de las palabras se enriquece por su uso, cuanto más se use una palabra más significado adquiere.
Un tradicionalista trinitario puede preguntarse: ¿cómo es posible que sin referente se pueda dar una comunidad de sentido, cómo es que la palabra “ave” evoca a un ave?
La respuesta más simple y certera, dado que no hay referente, es que asociamos el término “ave” al significado ave porque hemos experimentado en nuestra vida una situación conversacional, un juego del lenguaje, en el que la palabra “ave” estaba asociada a un ave, que, y aquí radica la grandeza de Wittgestein, no tiene que ser el ave referente que da significado al conjunto de todas las aves, sino que conforme vamos avanzando en el proceso de adquisición del lenguaje, porque nos desenvolvemos en un mundo lingüístico, asociamos “ave” a un ave.
Cuantos más usos se dé a una palabra, mayor será el conocimiento que se tenga de esta, mayor será su significado, porque el conocimiento no puede derivarse de una definición, que derivaría de un referente inexistente e inobservable; ya que esta anclaría el conocimiento y no permitiría hallar nuevas realidades, nuevos conocimientos, nuevos significados a los términos.
La teoría del significado fundamentada en el uso que le damos a las palabras, a la función que a estás les damos en el mundo, destituye la teoría del significado esencialista, rompe con la tradición trinitaria y dignifica a la vida humana en este mundo, pues nadie puede apelar a un referente, a un ideal, a un Dios que dicte qué es verdad, número, ave…
domingo, 5 de febrero de 2012
NO HAY NADA QUE VISLUMBRAR
El gran error que ha cometido la filosofía desde sus inicios en Grecia ha sido la ontologización de las palabras, dar entidad a estas. Durante siglos nuestro pensamiento se vio moldeado por el lenguaje platónico que generaba una estructura lingüística que identificaba una palabra con una cosa que además era participación de la cosa en sí, es decir, la palabra “tiza” nombra a un objeto, tiza, y esta tiza recibía el nombre “tiza” porque su forma participaba de la idea de tiza, configurándose así un pensamiento representacionalista en el que se consideraba que existía una idea, o imagen o representación o figura, previa a la palabra y a la cosa.
Wittgestein rompe con esta estructura representacionalista, con el triángulo significante-significado-referente, al demostrar en su libro Investigaciones Filosóficas la inexistencia del referente, derribando así, desde los cimientos platónicos que lo sustentaban, en falso, el edificio ideológico de una filosofía del lenguaje esencialista.
Para llevar a cabo esta tarea, Wittgestein propone una teoría del significado basado en el uso de las palabras, es decir, puesto que no existe referente, resulta inexacto generar definiciones denotativas, o incluso ostensivas, de las cosas nombradas, ya que dichas definiciones presentan a las cosas fuera del mundo, aisladas cual mónadas, y pretenden significar universales, unas figuras implantadas en la mente de los hablantes; así pues, sin referentes, el significado de las palabras está en el uso que hacemos de ellas en este mundo. Por esta razón entiende que el lenguaje se constituye de dos elementos: juegos del lenguaje y reglas del lenguaje. Los juegos del lenguaje son, en resumidas cuentas, situaciones conversacionales, todas ellas son distintas, pues se dan en un espacio-tiempo-acción-personajes irrepetibles; por su parte, las reglas del lenguaje, que en ningún caso son normativas o preceptivas sino que surgen en el contexto del juego, dirigen o conducen el juego del lenguaje para llevarlo a buen fin, que no es otro que conseguir que los participantes del juego lingüístico logren entenderse entre sí.
Llegados a este punto, hora es de desmontar la creencia de que existe un significado basado en la figuración, en este caso concreto, la creencia de que existe una figura de la palabra “color”. Seguiremos los pasos de Wittgestein, generaremos un juego lingüístico a partir del cual llegaremos a la conclusión, indefectible, de que no existe figura que represente a “color”, y por extensión, no hay figura que represente a ningún término.
En una fría mañana de invierno, en la destartalada aula de un colegio, un profesor de arte le pide a dos de sus alumnos que pinten un rectángulo de color gris. Pasados unos minutos, los alumnos le presentan sus trabajos:
Alumno 1: Aquí tiene el rectángulo gris que pidió.
Alumno 2: Aquí tiene el mío.
El profesor observa atentamente sus trabajos y les suspende, debido a que él quería que le pintasen un rectángulo gris, mostrándoles la pintura que debían haber hecho.
Este sencillo juego del lenguaje demuestra claramente que no existe una figura que represente al color gris y por añadidura una figura que represente al rectángulo; pues una figura debe ser la figura de lo que representa y nada más que aquello que representa, y sin embargo, los participantes del juego pintaron distintos tonos de gris y distintos tamaños de rectángulo, lo que indica la inexistencia de figuración del color gris, del rectángulo, y por extensión de la figuración; puesto que de haber existido la figuración, en buena lógica, todos habrían pintado tres figuras idénticas a la figura que debían representar, las pinturas habrían de haber representado tres rectángulos idénticos en forma, tamaño y color; sin embargo, no es este el caso, pues, las tres pinturas fueron distintas entre sí.
Sin embargo, todos ellos pintaron un rectángulo gris, diferentes, sí, pero rectángulos grises eran los tres; ¿cómo sabían, si no hay referente, que color debían escoger para realizar la tarea? La respuesta está en el proceso de adquisición del lenguaje, obviamente, los juegos del lenguaje donde alumnos y profesor aprendieron cómo se usan los términos gris y rectángulo, fueron distintos, provenían de situaciones conversacionales distintos; pero compartían una forma de vida común, un lenguaje común, por esta razón eligieron diferentes tonalidades de gris, porque si bien no existe el gris que representa a todos los grises, en el mundo hay un muestrario de grises que se asocian a la palabra gris, por lo que todos ellos saben que cuando se les pide que pinten algo de color gris, no tendrán problema en escoger el color gris, el problema está en que el tono de gris puede ser diferente; ahí entran en el juego del lenguaje sus reglas, todos los partícipes del juego conocen el uso de la palabra gris, dentro del juego, la conversación que mantuvo el profesor con sus alumnos, debió concluir con un acuerdo, se debió dar más vida al juego iniciado y convenir qué tono de gris, qué tamaño debía ser usado para la correcta realización del ejercicio. Puesto que separar pensamiento de palabra lleva a creer que todos comparten una idea previa de lo que es “gris” y de lo que es “rectángulo”; se debió aclarar qué tipo de gris y qué tamaño debía tener el rectángulo antes de iniciar su pintado.
Separar pensamiento y palabra lleva a la confusión, creer que existe algo previo a la palabra, es decir, que las palabras son etiquetas con las que designamos a ideas aprioris, o referentes, conlleva caer en el error de la figuración. Para Wittgestein, pensamiento y palabra son lo mismo, no hay figuración, porque si profundizamos en el juego del lenguaje que se ha propuesto, tendríamos que preguntarnos: ¿qué figura representa al “color”? La figura de la palabra “color” debería representar al conjunto de todos los colores existentes, pero, ¿qué color tiene la figura de “color” que representa el conjunto de los colores? La respuesta es que no hay una figura que universal y apriorísticamente represente el color de “color”.
Quod erat demonstrandum, la figuración no existe.
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