“Los de Tarsis traficaban contigo (Tiro) en gran abundancia de productos de toda suerte: en plata, hierro, estaño y plomo te pagaban sus mercancías.”
Ezequiel 27,12
Ezequiel fue un sacerdote y profeta mayor hebreo exiliado a Babilonia. Sus profecías avisaron de la destrucción inminente de Jerusalén. También fue uno de los oráculos sobre la condenación de las naciones extranjeras y de la restauración de Israel. La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados "libros"), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado periodo de tiempo y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a.n.e. - 100 n.e.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces ("Canto de Débora") y en las denominadas fuentes "E" y "J" de la Torá o Pentateuco, que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a.n.e.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época.
Ideas principales
1º Ruta comercial entre Tartessos y Tiro.
2º Explotaciones mineras en Tartessos.
Contexto
_Marco cronológico: Ezequiel es un profeta del siglo VI a.n.e. pero el contexto cronológico está referenciado al comercio entre Tartessos y Fenicios, que podemos situar en el siglo X a.n.e. por los hallazgos arqueológicos en Huelva.
_Marco espacial: Tarsis, aun no ha sido encontrada ni tampoco está claro que el nombre aluda a una ciudad concreta, pero podemos situar el marco espacial en Andalucía, en especial en las zonas mineras de la vertiente atlántica.
_Marco social: sociedad tartésica, en proceso de orientalización por contacto comercial con los fenicios.
Desarrollo
El texto hace referencia al comercio existente entre fenicios y tartésicos, que se basaba esencialmente en el intercambio de metales por productos manufacturados. La élite social de Tartessos explotaba las zonas mineras de Andalucía y adquiría productos como perfumes, vasos de alabastro, cerámicas a torno... que potencian su imagen de aristócratas.
En el mapa se observan las rutas comerciales fenicias, que contribuyeron a crear un importante vínculo entre las civilizaciones mediterráneas y más aún entre las formas artísticas del mundo antiguo, por imitación, fusión y difusión de ellas, aunque no se considera a los fenicios como originales creadores de una gran cultura propia.
El comercio era la actividad principal de la economía de los fenicios. Durante sus largos viajes debían abastecerse en distintos puntos de su recorrido. Con el tiempo, esos sitios fueron transformándose en establecimientos permanentes, llamados colonias. Los fenicios no conquistaron territorios, como otros pueblos invasores de la antigüedad, sino que fundaban establecimientos en sitios propicios de las costas para abastecerse y como almacenaje.
Como se puede observar, las zonas bajo influencia tartésica incluyen bastos territorios ricos en materias primas, sobre todo es rico en metal. La sociedad tartésica explotaba las minas de cobre, plata, plomo... e intercambiaban la materia prima por productos refinados. La demanda constante y creciente de materia prima por parte de los comerciantes fenicios provoca un incremento en la explotación de la sociedad tartésica, ya que obliga a las élites indígenas a aumentar la productividad, lo que se consigue dedicando más mano de obra o forzando a la ya existente a aumentar la explotación. Los fenicios acabaron por establecerse en torno al litoral y fundaron ciudades que actuaban como centros de producción y comercio con los autóctonos, esto generó una transformación en el modo de vida de la élite tartésica, cuya corte se tornó a formas más despóticas, pero también la sociedad cambió con la introducción de nuevas tecnologías como la metalurgia del hierro, el torno de alfarero, las fábricas de salazones, los nuevos rituales y dioses... que tomaron de los comerciantes fenicios.
Conclusión
Los fenicios se beneficiaron de su comercio con Tartessos, ya que estos poseían una mentalidad económica que confería a los elementos de trueque valor de cambio, mientras que los autóctonos aún mantenían en su mentalidad el valor de uso, por lo que un vaso de alabastro era intercambiado por una cantidad de metal muy superior a la debida. Esto provoca que se incremente la extracción de metales, lo que provoca una diferenciación social mayor, una centralización del poder en manos de la élite y una sobreexplotación de la mano de obra autóctona. Pero el comercio también tiene repercusiones positivas como la llegada de nuevas tecnologías, la metalurgia del hierro favoreció la roturación y labrado del campo, lo que hizo aumentar su producción, la llegada del torno, que provocó un aumento en la producción, y en general, la llegada de los fenicios supuso una división y especialización del trabajo.
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