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domingo, 23 de enero de 2011

Todo lo excelso es tan raro como bello

La felicidad no es un premio que se otorga a la virtud, sino que es la virtud misma, y no gozamos de ella porque reprimamos nuestras concupiscencias, sino que, al contrario, podemos reprimir nuestras concupiscencias porque gozamos de ella.
Todo lo excelso es tan difícil como raro
Solo un hombre con una gran mente puede subvertirse a la realidad que le es impuesta por las circunstancias y es capaz de generar un pensamiento nuevo, creativo, rompedor de estructuras heredadas; un pensamiento diferente y diferenciador que lo sitúe en la historia del pensamiento, que a pesar de ser social, camina a hombros de gigantes, tales como Spinoza.
Sin embargo, romper con las estructuras de pensamiento convencional supone la incomprensión por parte de la sociedad, ya que esta no está preparada para acometer la ardua tarea de repensar su
coetáneos eran hombres, ergo los dioses debían ser antropomorfos, cualquier otra cosa era una idea absolutamente ridícula.
Jenófanes, Sócrates, Cagliostro, Galileo, Sade, Darwin, Marx, Tesla… forman parte de una lista finita, en lo cuantitativo, que es cualitativamente diferenciadora de individuos que se atrevieron a ir más allá del convencionalismo social y que osaron expresar su parecer, aunque eso los condenase al ostracismo o incluso a la muerte.
En esa lista de osados debe figurar por derecho propio, Spinoza, un hombre que se atrevió a decirnos que no hay porqué desdoblar la realidad ni construir un espacio imaginario en el que un ente increado nos premiará o castigará por nuestras acciones cometidas en el mundo material. Un hombre que se arriesgo para hacernos ver que el orden social, moral y político descansaba sobre un basamento, no inestable, sino inexistente; ya que todos los convencionalismos de la sociedad se rigen sin fundamento alguno, salvo por la herencia social; y esta, siempre puede cambiarse por otra que se adecue al bien común.
Spinoza emprende a solas la tarea del auténtico filósofo, aquel que se atreve a pensar por sí mismo y que recogiendo la tradición es capaz de crear
, así termina Spinoza su Ética según el orden geométrico demostrado, frase que resume la vitalidad de un pensamiento incomprendido. Como filósofo, Spinoza fue denostado en su tiempo por otras mentes como la de Leibniz y más aún por sus compatriotas exiliados, ya que tanto filósofos como teólogos, tanto cristianos como judíos, denostaron su obra al considerarla una suerte de aberración por negar la existencia de otro mundo fuera de este y también por negar el libre albedrío. modus vivendi, y es que parafraseando a Dios: "nadie es profeta en su espacio-tiempo". A lo largo de la historia siempre ha habido unos cuantos personajes, decisivos, que han tenido el valor de afrontar el reto de subvertir las realidades convencionales de las que nos dotamos para entender el mundo, siendo estos, las más de las veces, excluidos de la sociedad a la que pretendían, en buena fe, hacerle ver lo equivocados que estaban sus conceptos y su forma de entender y aprehender la realidad. Cuando Jenófanes explicaba que si los caballos imaginaran dioses, estos dioses serían caballos; estaba exponiendo a la sociedad un concepto que les era incomprensible, sus ex novo un pensamiento que le reporta la mayor de las felicidades, ser consciente de lo que se es consciente.

Spinoza

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