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martes, 25 de enero de 2011

Teoría de la ambición: Herault de Séchelles

Teoría de la ambición de Herault de Séchelles es un clásico de la tradición moralista francesa, un conjunto de preceptos para obtener el triunfo mundano, profesional o filosófico en tiempos de La Ilustración.
He extraído unos pocos para que tengáis una clara representación del tema sobre el cual versa.
Así pues, los cuatro principales elementos del genio filosófico son:
  1. Observación de las diferencias.
  2. Generalización de las analogías.
  3. Limitación de las escalas.
  4. Determinación de las circunstancias, cuya combinación singular da pie a cada caso particular.             
Preceptos básicos:
I
Para aguzar las facultades y mantenerlas alerta, hay que buscar siempre enemigos y lanzarse al combate.
II
Mens excitatur ab oppositis
La mente te despierta con los obstáculos.
III
Tened una alta idea de vuestras facultades y trabajadlas: las triplicaréis.
IV
Para que el cerebro despliegue una gran actividad hay que caminar, dormir y comer poco.
V
La mecánica y la poesía son análogas: tienen en común que acostumbran al espíritu a una representación vívida de los cuerpos en movimiento.
VI
A la edad en que la memoria se halla en plenitud de facultades, la lectura de una buena línea en todo un día instruye tanto como la lectura de todo el libro al que pertenece, pues entregados en ambos casos a nuestro objeto de estudio, en el primero nos comportamos como innovadores y amos, en el segundo como discípulos y peones.
VII
Leed rápidamente los libros poéticos o de oratoria, y despacio los libros analíticos o razonados, pues los libros de imaginación se componen en un estado febril, y su pensamiento es veloz, los libros de raciocinio solo pueden escribirse cuando la mente se halla fría y el pensamiento es pausado.
VIII
Estudiémonos y sepamos cuál es nuestro punto fuerte y cuál el débil, de modo que hagamos nosotros mismo aquello que podemos hacer bien, y nos sirvamos de otro para aquello que haríamos mal y que él puede hacer mejor que nosotros, no sin antes reconocer si se trata de una amistad de corazón o interesada.
IX
El hombre no es grande sino en proporción a la estima continua en que se tiene. Así, evitad los papeles inferiores y la compañía de gente despreciable: el desdén llama a la superioridad.
X
Poned en vuestras manos todos los medios de hacer el mal, a fin de no tener necesidad de hacerlo y de que seáis valientes, serenos, dulces y buenos por el mero sentimiento de vuestro poderío.
XI
Se ha de distinguir cuidadosamente entre el cerebro masculino y el femenino. El segundo es una suerte de matriz, recibe y restituye, pero nunca produce.
XII
Inflar una verdad establecida, no es decir nada nuevo; es un signo de mediocridad. Limitaos a exponer la verdad en su justo punto; que otros la hinchen y crean que os sobrepasan en facultades, pues no lo hacen sino en dimensiones.
XIII
Como en cada secta hay perro y gato, hay que ser perro con los gatos, y gato con los perros.
XIV
Debutad con algo grande, al menos sorprendente, de puro miedo de que la primera idea que se tenga de vosotros sea también la última.
XV
Consolarse del mal real mediante la felicidad ideal; hallar alivio del corazón en la cabeza.
XVI
No hablar nunca de uno mismo ni de sus asuntos sin necesidad, y meter en danza al prójimo tanto como sea posible.
XVII
El máximo del estilo didáctico consiste en reunir en un mismo periodo la proposición a establecer, su demostración, la objeción más sólida y la refutación de ésta.
 
 

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